29 de octubre de 2008

Dame paz, dame amor o te rompo la nariz...

Me parece absurdo, que en pleno siglo XXI, la gente del común se la venga a dar de moralista en una pagana celebración como lo es el Halloween. Ahora resulta que la tradicional fecha, que durante generaciones ha sido la directa competidora de la navidad por su espíritu comercial, se convierta en un día de mojigatería; Los padres ya no quieren disfrazar a sus niños de personajes de cuentos de terror, como Drácula, Frankestein, o una simple bruja; ahora dicen que eso les hace mal y los visten de princesas (o príncipes...) ángeles, caballeros, animalitos o cualquier inofensivo personaje. De cuando acá disfrazarse de Fantasma va a volver al niño una futura lacra, solo porque durante una noche encarnó a un popular personaje de ficción popular.

Como si fuera poco esto, con disfraz malévolo o no, el niño va a pedir dulces a una tienda en X lugar, pero ahora el señor ya no le da uno, si no canta la ridícula canción que no se quién carajos hace poco se inventó:"Dame paz, dame amor, dame dulces por favor"

Por Dios, Yo recuerdo que en mi infancia, me divertía cantando el popular "triqui triqui halloween" que, aunque mal pronunciado pero aferrado a la costumbre, dice"Trick or treat" o mas bien "dulce o travesura"; pero es simplemente una expresión tradicional, mas no significa que los chinos vayan a romper vidrios como un berraco porque no les dieron una miserable golosina. No se ustedes, queridos padres modernos, pero si yo tuviera 8 años -y todavía me gustara disfrazarme, algo que poco pasa actualmente - no cantaría esa estúpida canción y habría preferido irme a casa con la calabaza vacía; la gracia del Halloween es que precisamente es la única fecha en el calendario en que no se celebra nada bueno, al contrario, se le hace homenaje a la malicia, a esa parte pícara que todos llevamos por dentro; y por eso es diferente e interesante.

Me parece tonto creer que los niños se van a volver unos malhechores si por un día al año, son un personaje malévolo de los cuentos, y que los adultos se las vengan a dar de santurrones y los disfracen de virgen maría, ángeles o muñequitos idiotas, argumentando que está mal ponerles un disfraz pagano. Si les gusta tanto el melindre para eso está diciembre, donde el niñito puede encarnar algún emblemático personaje del pesebre en la iglesia del barrio.

El31 de Octubre, se me acercó una niña a pedirme dulces cantándome "quiero paz y amor..." y le dije que me cantara la canción de verdad y si no, no le podía dar un dulce. El papá casi me devora con la mirada y la niña ni corta ni perezosa pidió los dulces como son y nadie le tuvo que decir cual era. Porque para eso es el Halloween, para manifestar un poco de malignidad, y estoy segura que a los niños les gusta mas. Hago un extenso llamado a la reflexión de esas personas mojigatas dizque moralistas, y pido por el bien de todos, que los niños canten de nuevo el tradicional triqui triqui Halloween.


¿Puritanos? Al diablo con ese cuento... La madre para el pendejo que se inventó esa ridícula canción, a ese si deberían romperle la nariz.

la Séptima....Desilusión

Últimamente la tradicional carrera Séptima en Bogotá, esa que ha sido testigo de miles de protestas, marchas por cualquier razón, teatro, música, danzas -e incluso recordada por ser testigo del asesinato del caudillo por allá en el 48-. Está convirtiéndose nuevamente en un espacio delincuencial mas de la ciudad. No entiendo como el arduo trabajo de las anteriores administraciones, que aunque suene proselitista fueron excelentes gestiones que se ocuparon de este tema, quedaron archivados en algún rincón del palacio de Liévano. Y hoy, en pleno año 2008, la séptima se haya convertido en un centro comercial ambulante.

Hace poco, hice una caminata por este lugar. No les miento si en el camino de la plaza de Bolívar a la torre Colpatria encontré un mercado persa completo: películas, corbatas, cordones, chocolatinas, minutos a celular, anillos, fajas térmicas moldeadoras, yoyos, cosas para el cabello, cachorritos, afiches, revistas etc. No niego la importancia que tiene para muchas familias -la mayoría, de bajos estratos - el comercio al detal en la tradicional calle, pues viven prácticamente con los menudos ingresos que las utilidades de las ventas callejeras les dejan. Pero si de algo hemos de ser consientes, es que el espacio público que roban es parte de los 7 millones de habitantes que tiene la ciudad y no de unos cuantos; y que se está convirtiendo en una vitrina para los hampones, ladrones y raponeros que aprovechan el flujo diario de personas circulando y la congestión que ellos generan.

Es triste ver como un espacio público ganado con las uñas, después de miles de batallas jurídicas, actualmente esté en retroceso porque el libre derecho al trabajo de estas personas así lo permite, ( y los últimos alcaldes también) porque tal vez la policía ya no implementa un pié de fuerza para que estas ventas no invadan los andenes, y porque a lo mejor se saludan de tú a tú con los ladrones que rondan el sitio; hoy toca caminar en trensito con los transeúntes porque el espacio para circular es mínimo, y los pequeños sitios donde los vendedores ambulantes fueron reubicados en un principio, ahora están vacíos y ellos de nuevo están en la calle. El resultado: nuevamente los índices de delincuencia en aumento desmesurado y la séptima un lugar intransitable y peligroso.

Que desilusión, otras alcaldías trabajaron para hacer del centro un lugar seguro, trabajaron para devolver la seguridad a los capitalinos, en un sitio donde se ya no se iba solo por necesidad sino por gusto; lo estaban logrando, sólo falto que llegaran a la cabeza personas que por demostrar que hacen maravillas en la ciudad, olvidaron la continuidad de los planes cívicos que estaban dando buenos resultados y quebrantaron esa confianza de volver al centro en Paz.

¿De qué sirve plantear soluciones que resulten efectivas si solo nos las van a dejar disfrutar por unos pocos años?

18 de octubre de 2008

El arte de la chacharachería...

Al igual que hablando, me pasa que siento que a menudo echo mucha carreta. Si, esa es mi identidad lírica, algo así como mi huella digital al hablar o escribir sobre cualquier cosa. Y no es que sean siempre mentiras como muchos han de interpretar, ni que tenga alma de culebrero de Antioquia, simplemente es una costumbre de extenderse mas de la cuenta. Los rodeos que le doy a la idea se amplían a su paso con las palabras y aquí en Colombia a eso le llamamos cháchara. Por eso, me considero una chacharachera profesional, en cualquier sentido de la palabra: si he de hablar o si he de escribir.

Un chacharachero profesional es el alumno martirio del profesor, porque al revisar un examen suyo es tan largo que no queda ni un cuadrito libre de la hoja, y esta cargado densamente de una composición lírica bastante compleja producto del afán; así que al profe le cuesta unos minutos mas del promedio leer y aprehender las ideas de su singular alumno -probablemente el también ostenta el título, razón por la cual lo lee hasta el final- Un chacharachero es también muy elocuente y tiene buena retórica; es de los que en una conversación se puede tomar la palabra y mantenerla hasta cuando los bostezos del infortunado interlocutor lo permita. Su utilidad es tal, que en el salón de clases es el compañero típico que en una pregunta en plena exposición daba la respuesta y sacaba de apuros a los demás expositores.

Para mi locuaz humanidad, el don de la extensión de la palabra es algo agradable. No tiene absolutamente nada de malo, entre otras porque un buen chacharachero no suele ser monotemático, tiene tela de donde cortar, por tanto puede hablar de cualquier tema -si es de su agrado- algo que otras personas menos elocuentes interpretan como chismoso o incluso aburridor; yo me temo que no, porque, un chacharachero tiene el beneplácito de hablar lo que le interese y desechar lo que no. Por ejemplo, es una buena persona para tomarse unas cervezas porque el alcohol es una catalizador de la oratoria y el rato se vuelve ameno y agradable con su compañía, pero también es útil cuando se necesita salvar un momento de una reunión y el tema no avanza, él da el empujoncito para que surja la charla y se convierte en el salvador de momentos aburridos, el que pone tema por gusto e inicia la tertulia; casi siempre de una buena calidad intelectual.

Hace poco alguien muy sabio me dijo que el don de la palabra es un arte, y creo que tiene razón; así que si usted, mi querido lector cree ser un buen chacharachero, considérese a si mismo como un verdadero artista; así como el pintor, el poeta, el músico o el escultor; pues sobra aclarar, que un chacharachero no es una persona vacía: simplemente extiende las ideas porque siente encontrar en las palabras un universo de explicación de sus percepciones, así que los habladores (sobre todo de damier) y los chismosos no caben dentro del selecto grupo.
Esa es, también la razón por la cual hay a veces un gran obstáculo: La química, también llamada conexión. Es decir, que no es compatible con todo el mundo; no todos tienen la capacidad de escuchar (o leer) las palabras de un chacharachero, y no todo chacharachero puede entablar con cualquiera una buena conversación, se necesita de una extraña interconexión entre orador-interlocutor que hace que el momento sea ameno y se llegue al clímax lingüístico, se logre el orgasmo de la oratoria y eso sucede con muy pocas personas en realidad.

A mi me han dicho lora, radio viejo, radiola, perdido recién aparecido etc etc, pero eso no me importa. Me gusta echar carreta. Unas veces escrita, otras hablada; a veces soy callada porque no me gusta hablar de todo por diversas razones; unas mas epistemológicas, otras simplemente químicas. pero finalmente es un don agradable, en algunas oportunidades educativo e incluso constructivo, así que la próxima vez que después de un discurso, le digan algo sobre su alocución, siéntase halagado, finalmente es usted un artista, mi querido chacharachero.

6 de octubre de 2008

Negrita Linda...

Aunque estos días las realidades del país nos tienen consternados, muchos bloggeros ya lo dijeron y creo que no hay nada mas que decir: estamos en un país de locos. Tal como el pan y circo, les traigo unas vacías palabras -como es usual encontrar en este blog- que no tienen nada que ver con lo que estamos viviendo, algo así como una pequeña dosis de opio para que nuestras mentes dejen de lado esos desgarradores problemas que nos aquejan.
Ahora si, el post:


Se que muchos lo negamos, pero así digamos que no, hoy: confieso.

Confieso que soy una discípula mas del consumo, que a pesar de leer ilustrados autores que lo critican, siento que sus palabras son como un regaño de mamá: "entran por una oreja y salen por la otra" confieso, también que para mi desgracia y la de los doctores, soy adicta sin darme cuenta, algo así como compulsiva. Ya, después de tantos años lo admito.

Solo sé que todo se remite a Atlanta, por allá en el año 1886 cuando un genio llamado John Pemberton se le dio por hacer una refrescante bebida con un supuesto toque secreto que aparentemente su nombre revela; creo que nunca se imaginó que se taparía en plata, y que después de tanto tiempo estuviera presente en todo el mundo. y digo todo el mundo porque no me cabe la menor duda, de que aún hasta en el mas inhóspito país, hay por lo menos en una tienda una...

"Hoy en día, es el producto más ampliamente distribuido en el mundo, adquirible en 205 países, muchos más que las naciones que forman la ONU. Junto a la típica expresión americana "Okey", Coca-Cola es la palabra más universalmente reconocida en la tierra, convirtiéndola en un símbolo del estilo de vida occidental.” *

Maldita seas botellita de color -por su contenido- cuasi negrito, maldita seas bebida oscura que ataca directo a la gastritis y manchas los dientes, bendito sea tu sabor y tu versatilidad de quedar bien con cualquier comida o tentempié. Así eres, tal y como unos jeans: nunca pasas de moda y sales con todo.

No sé a quien rayos se le ocurrió decir que eres el acompañante ideal con una hamburguesa o una pizza, tampoco sé como combinas divinamente con los ponqués de cumpleaños, menos me imagino que la gente se enloqueciera coleccionando tus envases y las diez mil cosas con tu logo y que masivamente visiten tu museo. Pero lo que menos entiendo es porqué carajos hasta la cultura mas estrafalaria del planeta te ha adoptado con tanta facilidad.
Así eres tu, Coca-cola, un alienante símbolo mas del consumismo que nos tienes perturbados, he aquí a una consumidora que por todos los medios ha tratado de reemplazarte, buscando bienes sustitutos pero es que -para tu fortuna- ni siquiera la Pepsi te da en los tobillos, y muchos no concebimos la idea de compañar una comida rápida si no estás presente.

Oh cocacolita, que deliciosa eres y así como dice la canción de Andrés Cepeda, este soneto va para ti:

No se mi negrita linda, que es lo que tengo en el corazón
Que ya no como ni duermo, sino pensando solo en tu amor
Hay muchos que me aconsejan, que te abandone que me haces mal
Y yo no sé lo que pasa, que cada día te quiero más...
(si quiere la canción completa, click aquí)

De sus múltiples Usos...

Algunas mujeres subestiman diciendo que les salen estrías en las piernas; yo doy testimonio fiel de que es una vil mentira, llevo muchos años tomando Coca-cola y de ser así parecería una cebra, y creo que eso no pasa; otros dicen que es tan corrosiva que quita el óxido de una tuerca, puede que sea cierto -y creo que lo es, gracias a Mithbusters en Discovery- pero si es por eso tampoco deberíamos tomar limonada porque el limón no solo despega mugre sino que quita manchas y hasta olores (como el del sudor humano) otros aseguran que es tan venenosa que corroe las entrañas porque deshace una moneda en 24 horas: otra ruin y descarada mentira; y hay quienes aseguran que la base de su preparación es la coca, y que por eso los gringos nunca dicen el ingrediente secreto. ¿Será por eso que la Pepsi no es tan adictiva como su directa competidora? De ser Así, deberían legalizar la coca y con eso les exportaríamos la materia prima a todas las fábricas de Coca-cola del mundo, a ver si de una vez por toda salimos de esta pobreza y poco a poco del subdesarrollo. Lo malo sería que depronto algunos mojigatos que la consumen renuncien a su uso por saber que tiene en sus ingredientes una sustancia alucinógena y ahí si deja de ser tan lucrativo el negocio de la carbonatada bebida.

Malditos monstruos de los medios publicitarios y de comunicación, que mal me siento porque soy una enajenada víctima del consumismo que tanto critico, y miren hasta donde me ha llevado, será que las diminutas cantidades de Coca que contiene me están deschavetando que ya le escribo post y hasta le dedico canción...? Que desocupe. Lo cierto es que a pesar de que prometo dejarla cuando blanquee mis dientes, seguiré tomándola no por los ositos ni las promociones, sino porque de verdad es la única buena compañía que sirve cualquier momento, incluso cuando no se puede beber alcohol.

Ahí si, y como dice su popular Slogan, alienante como todo lo suyo:

Siempre Coca-cola!!!


Perdonará usted, la superficialidad de este post.

* si quiere la historia completa, la encuentra aquí