23 de noviembre de 2009

Ausencia injustificada

Buenas noches queridos lectores. Sé que suena repetitivo tratarles de pedir disculpas por la ausencia que ronda estos desocupados lares. Llamémosla problemas, existencialismo, exceso de labores, vueltas tontas y otros menesteres o simplemente falta de inspiración. Si señores, este chuzo estaba olvidado casi un mes, y algunas vez prometí que regresaría para no dejarlo botado, pero viéndolo bien no estoy respondiendo a la altura.

Me he dado cuenta que es común que los blogueros pasemos por ciertas crisis en algunos momentos de nuestra ciber-vida bloguera, en unos casos se hace mas prolongada que otras, llegando incluso al abandono definitivo. En mi caso no es tan grave, tan solo una lejanía de unos cuantos días que ya casi llegaban a los 30, y no es justo que por primera vez en nuestra historia, un mes se quedara sin al menos una entrada. Igual, ya lo he dicho: Si me voy tengo que despedirme como se debe ¿no? Pero igual, no pienso por ahora irme ni mucho menos, pues de alguna forma he llegado hasta a tomarle aprecio a esta Opinión Desocupada y a los tres gatos, fieles lectores de este magnánimo templo del ocio que poco o nada aporta a sus vidas. Era mas bien cuestión que tenía que dar señales de vida, no perder el ritmo, ni mucho menos dejarme llevar por los asuntos externos; en pocas palabras hay que dedicarle tiempo al blog de vez en cuando, eso es bueno y gratificante.

Todo se debe a que sencillamente la mente trabaja a veces en contra del teclado, pues las ideas no fluyen y cada vez se hace mas difícil ponerlas en público, pasaban los días y no tenía nada que contarles, con la excepción que aquí la suscrita está próxima a graduarse en un infructuosa carrera que de poco o nada le ha servido. Si, después de tantos intentos, tanta palabrería por fin me gradúo. He escrito mil entradas sobre eso sin que ninguna haya llegado a ver la luz por no aburrirlos de mis quejas constantes sobre el tardío arrepentimiento de elegir mal lo que se supone, me dará de comer (y que al paso que voy moriré mas escuálida que niño de África) estos trámites burocráticos me han tomado tiempo valioso, tiempo que me ha alejado del cieber espacio y he tenido incluso que recordar viejísimos tiempos volviendo al viejo claustro que me vio graduarme como Bachiller ya hace algunos años y de donde salí con mejores expectativas. De esto podría contarles mas detalladamente, pero no quiero extenderme con mis clamores por ahora.

Esa, mis queridos y desocupados lectores, es quizá la razón injustifiacada de mi ausencia prolongada por estos lares y de que esta entrada sea un poco floja. Espero retomar el ritmo y volver otra vez a los juicios de la disciplina blogguera de la que ya me he acostumbrado, y de nuevo, ponerme al día con los otros blogs de los que soy su lectora; aunque he notado que últimamente parezco no ser la única sin novedades en su bitácora. Espero, nos reencontremos muy pronto y gracias por su espera.

***
Pd: Así como lo dijo el señor Iván, el diploma es un certificado oficial de desempleo, así que si alguno de ustedes sabe de alguna ONG que requiera mis servicios como profesional en Relaciones Internacionales con énfasis en DDHH y DIH (Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario), se les agradecerá enormemente. ¿Voluntaria? no, no puedo ya me regalé 6 meses con el estado y no me sirvió para absolutamente nada.

Que terminen de pasar una buena noche.