17 de abril de 2010

La mente nublada

Estos días no han sido fáciles, mis queridos lectores. Han estado inundados de varias sensaciones de altibajos constantes, dudas existenciales, laborales, filosóficas, literarias, teológicas etc, que no me han permitido poner siquiera una letra aquí. Mi mente ha estado totalmente turbia, nublada, insípida y estéril por razones que aun hoy, 44 días después de la última entrada, trato de comprender. Me he ahogado en pensamientos absurdos, ideas locas, infinidad de dudas, otra cantidad de errores y un buen par de aciertos. He pasado en blanco estos días de receso, sin escribir ni dejar comentarios en los blogs y en parte, apartándome de ese mudo cibernético en el que agonizo; inconscientemente resulté haciendo un alto en el camino y un intento desesperado de organizar mis ideas.

Tengo un ánimo que se mantiene en constante cambio, he llegado a saber qué es la bipolaridad en menos de nada y he tocado la cima de la desesperación. Creí que éste año sería fructífero, se me aclararían las ideas sobre la mentada pregunta de ¿qué voy a hacer con mi vida? He pensado ver psicólogos, psicoanalistas o hasta brujos y/o chamanes para ver si encuentro respuestas a mis existencialismos, pero no he logrado nada. Mi mente no es más que un gran signo de interrogación, manchado, confuso e incomprensible, y mi vida se reduce a simples decisiones que debería tomar y que creo que estoy a tiempo, o tal vez tarde.

No me he ido del todo, no he dejado de leerlos,  por ahí me asomo de vez en cuando a sus espacios y en silencio los leo. Mis escasas palabras llegan al punto de que ni siquiera dejo un comentario. Puedo tener 25 años y habrán en el mundo una cantidad interminable de personas con cosas mucho mas difíciles en qué pensar, pero creo que con lo mío basta y sobra. Cada quién vive los suyo y nadie podrá resolver mis berrinches, así que tendré que hacerlo sola.

Lo malo de estas crísis, es que el lector resulta involucrado en esto, no porque tenga la culpa, sino porque es mala educación dejar el blog ahí abandonado sin muestras de actividad, tal como si su autora se la hubiera comido la tierra. Alguien que al otro lado de la pantalla que llegue aquí, espera encontrar algo; podría imaginarse que aquí se escribía, y que hoy es un terreno baldío y abandonado. Quiero decirle que no es así. No quisiera desertar de esta bitácora, creo que ha traído grandes cosas, pero ténganme paciencia, poco a poco intentaré recobrar mis rutinas, como tantas veces lo he prometido. Tengo a mal contar, unas 20 entradas que he intentado escribir para poner aquí: anécdotas, reflexiones, cartas, comentarios, problemas, soluciones etc. y nada resulta completo porque tengo el gran dilema del inconformismo: nada me gusta o nada me parece.

Reitero en que no está bien no dar señales de vida; algunos me han leído desde mis inicios, y no es justo dejarlos así, pero nunca antes su autora atravesaba por una crisis existencial de tan gran magnitud, donde todo se remonta a un no sé. (Perdón si los aburro) pero creo que es hora de hacer una especie de catarsis para así poder sentirme mejor y continuar dándole vida a este blog.

Hace poco alguien me decía que mantener un blog activo es más difícil de lo que se cree, podrá ser totalmente reconfortante expresar en un espacio virtual varias de las sensaciones de quien detrás de su pantalla escribe estas líneas y todo eso, pero a la vez hay veces en que la cabeza del blogger se nubla, y empiezan a surgir otras prioridades, que no siempre son académicas ni laborales, simplemente existenciales, como es mi caso. Ahí se da uno cuenta, de que si es difícil mantenerlo vivo.

Así que acompañada de una taza de café cargado, vengo a dar señales de humo, con la convicción de que intentaré por todos los medios mantenerme aquí pegada a ustedes. Me siento como si estuviera dándole una charla de auto-superación a un auditorio (que no llenaría más de tres puestos, desde luego) pero necesitaba hacerlo. No todo en la vida es tan chévere y jocoso como debería ser, pero tendremos que seguir adelante.

Voy a seguir cargando mis baterías, a mitigar mis eternos karmas, a despejar mi mente, para que así se me acabe de una vez el nubarrón mental por el que ando. Compréndanme, si no estoy bien mentalmente, y estoy al borde de caer al precipicio existencial, es imposible poner algo coherente en este blog ¿o será que estoy capando manicomio?

Gracias por su eterna paciencia,

Nightwriter.