13 de julio de 2010

¿Quién quiere ser millonario?

Quiero ser millonaria y poder dedicar el resto de mi vida a viajar, hacer mil cosas y no trabajar. Soñaría tener una cuenta en Suiza con quince mil millones a mi merced, y nunca más pensar en dinero, en esos papelitos verdes que corrompen mentes, compran tiempo y vidas enteras. Estoy cansada de trabajar para otros, y aún así, nunca tener plata y depender de lo que diga el bolsillo. No más. Quiero ser millonaria, así en mi vida haya comprado un Baloto.

Si hubiera tenido la suerte de tener esta vida, pero con privilegios sociales, ser estrato 6 y vivir muy bien, creo que igual, con más ganas también hubiera querido serlo; plata llama plata y por lo mismo, más chance de ganar. Tendría dinero de sobra y quizás me mudaría a algún país del primer mundo, como Francia o algo así.

Conozco de humildes asalariados que no ganan más de 250 dólares al mes, pagan arriendo, colegios, transporte, comida, vestuario y mantienen a 4 personas, y aún así gastan $6000 (ó U.S 3) a la semana, apostándole a la suerte de pegarle a 6 números del 1 al 46, y recibir de una vez por todas unos milloncitos para salir de pobre. Conozco también a muchos ricos que no contentos con tener la suerte de ser ricos, (en un país donde la mayoría de la población es pobre) también anhelan el codiciado premio. He llegado a la conclusión, que todo el mundo sueña o al menos ha pensado con ser millonario algún día y no precisamente gracias al famoso show de la tele, y Colombia es muestra de ello.

Y es que a todos nos gustaría tener plata fácil, así, caidita del cielo. Hace unos años, un hombrecito de aspecto desagradable con bajo perfil y horrorosa melena negra, les dio a los colombianos una falsa esperanza. Puso de moda una cosa que se llamaba pirámide y con eso vendió ilusiones de salir de la pobreza tan hijuemadre. Su nombre era David Murcia, y gracias a esto, él logró ser millonario después de que empezó como mensajero. Estaba volviéndose fácil aspirar a ser rico o al menos acomodado. Funcionó por un tiempo hasta que el Estado se percató del dinero así como así que muchos colombianos lograron recaudar y otros a soñar, y mandó a David Murcia tras las rejas. Lección aprendida: No hay dinero fácil, o de lo contrario todos seríamos millonarios de la noche a la mañana.

Ahora resulta que hubo gente de renombre por ahí, que no aprendió la lección que nos dejó Don Murcia y sus pirámides, y encontró otra forma de hacer dinero más fácil aún: aprovecharse de las amargas experiencias de vida producto del conflicto interno. Actualmente, el secuestro, el eterno flagelo que azota la tranquilidad colombiana también resultó una forma efectiva de hacer negocio, si señor. Se está poniendo de moda ganar unos pesos con esto, como si ser secuestrado hubiera valido la pena.

Una de esas víctimas fue la ex candidata presidencial en el 2002 (que para efectos de este post, llamaremos Madame Betancourt), secuestrada en plena campaña por las Farc durante 6 años, y que impactó al mundo entero. Madame, fue la imagen fehaciente de nuestra situación política y de las grandes violaciones a los derechos humanos a las que se veían sometidos los rehenes. En 2008, después de miles de marchas y manifestaciones sociales, fue liberada gracias a una operación militar que ella misma calificó de “perfecta”. La comunidad internacional respiró tranquila, Madame Betancourt era pieza política para los guerrilleros, y ese día dejó de serlo. El jolgorio de sentirse libre quizás, y el retorno a la vida civil, fue el detonante para maquinar una buena coartada. Esos 6 años no se podían quedar así y 730 días después, decidió demandar al estado alegando irregularidades el día de su plagio.

Madame Betancourt, la supo hacer. Se fue para Francia a continuar con su oligarca vida. Actuó con tal cautela que incluso allá la ovacionaron con galardones de paz, como si en manos de ella hubiera recaído alguna acción pacífica, franceses ingenuos. Incluso, alguna vez se difundió el rumor, de que sería candidata para un Nobel de paz, y que de no ser así, al menos lo merecería. ¿Merecerlo? ¿Qué hizo Madame Betancourt después de su secuestro por los demás secuestrados? Nada. Hace menos de dos semanas regresó a Colombia en conmemoración a la efemérides de su libertad y la de otros 15 connacionales más. Su extraña visita tenía doble cara: por un lado seguir llevando la imagen viva del drama del secuestro y por otra, entregar el documento en el que exigiría al Estado quince mil millones de pesos por sus largos años enclaustrada en la selva bajo la custodia de las Farc.

Colombia se aflige, Colombia se conmociona y sobretodo Colombia revira: No es justo que a partir de simples poderes legales de los que hará usufructo, Madame Betancourt quiera manifestar irregularidades baratas jugando no sólo con el dinero de más de 40 millones de personas (en su mayoría pobres) para pagar su indemnización, sino que utiliza su amarga experiencia como marioneta mediática, en vez de servir de herramienta para ayudar a extinguir el secuestro y lograr la liberación de los que aún permanecen allí. Lo peor, es que detrás de ella ya hay otra fila de ex secuestrados, en el mismo camino. Triste.

Hoy, Madame Betancourt pone en público la duda de su demanda, pero la controversia continúa. La Madame parece hundirse en un fango de contrariedades de que desconciertan a los medios y a los colombianos. En unos meses, en las estanterías de las librerías pululará su testimonio impreso, y unos millonarios chequecitos irán a parar a las hambrientas arcas de la familia Betancourt, pues seguramente se venderán como pan caliente. Parece que 6 años en la selva no sirvieron para afianzar el compromiso con la cooperación en pro de un país que busca exterminar su absurdo conflicto interno y por el contrario, los ex secuestrados se están convirtiendo en figuras hipócritas que arremeten de forma brutal contra el sentimiento de la nación, el ejército y sobre todo de nosotros, los ciudadanos de a pie.

Probablemente Madame Betancourt también era una de esas ricachonas que le pedía el favor a su escolta que le comprara el Baloto y no cogía nada. Pero ahora, encontró una forma fácil de ganarlo, y lo mejor, no tuvo que ir a comprarlo, pues se lo tendríamos que dar nosotros.

Definitivamente el mundo es de los vivos, y yo que creía que la única forma de volverme millonaria, era apostándole a los seis numeritos. Pobre ingenua.

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Actualización: Julio 15/2010:
Madame Betancourt retiró su demanda, pero Colombia tiene 4 nuevos millonarios ex secuestrados: Gloria Polanco, Orlando Beltrán, Jorge Eduardo Géchem y Consuelo González de Perdomo. ¡Felicitaciones! El estado está a punto de quedarse insolvente.